Biblioteca Gabriel García Márquez // SUMA Arquitectura

Se trata de una singular biblioteca de distrito, ubicada en un denso nodo urbano de la ciudad de Barcelona, que se presenta como un volumen escultórico inspirado en bloques de libros apilados y asentado sobre una plaza elevada ligeramente sobre la calle y cuyos grandes huecos y vacíos dialogan con el entorno.

La arcada de acceso prolonga el eje peatonal y cultural del barrio y conecta con el interior. El equipamiento cuenta con 4.294 m2 distribuidos en 5 plantas, con un patio central que conecta todas ellas y lleva la luz natural hasta el corazón del edificio. Este gran vacío actúa también como chimenea solar, una forma de diseño pasivo particularmente efectiva en ambientes húmedos y cálidos, que absorbe la radiación solar calentando el aire en el interior, que se eleva y se ventila por la parte superior, creando la circulación del aire como método de ventilación natural.

El programa arquitectónico es intensificado y dinámico pues actúa como auténtico condensador social, que ha capturado e intensificando situaciones que fomentan la experiencia de la información, el intercambio y la producción de conocimiento, hasta conseguir que, a través de la acumulación de los diversos ecosistemas, la biblioteca pública se configure como un espacio acogedor donde cada uno pueda encontrar su lugar, su rincón.

La estructura es híbrida de madera y acero, maximizando la eficacia estructural y las prestaciones arquitectónicas. Su configuración parte de tres núcleos conectados con vigas en celosía, con un inusual volumen de madera expuesta y uniones ocultas. La estructura define y cualifica el espacio sin esfuerzos tectónicos aparentes y se integra con el programa, la envolvente y el mobiliario de cada ecosistema de la biblioteca. El resultado es una gran obra de ebanistería, de presencia tan cálida y liviana como permeable y luminosa.

Así, la estructura de madera de la biblioteca Gabriel García Márquez no resuelve únicamente la transferencia de cargas verticales hasta los cimientos, si no que recoge y da respuesta también a los requisitos del programa funcional, a la inserción de la luz natural en todos los espacios, al vector de orientación visual, al factor háptico y otras varias cuestiones que hacen de este conjunto construido una estructura ecosistémica.

El edificio se enmarca en un nuevo modelo de producción y consumo donde los recursos y materiales son permanentemente reciclados y se minimizan al máximo los residuos, extendiendo con ello el ciclo de vida de los productos. Aumentando la sostenibilidad del proyecto al reducir la huella de carbono y las emisiones de gases de efecto invernadero y acelerar el proceso constructivo gracias a la industrialización y prefabricación.